sábado, 28 de diciembre de 2013

Hablar por los codos

Por Nélida Tójar

   Un olé y una ola por este recurso que os traigo hoy. A todos, españoles, chinos, suecos o de Gambia, nos encanta aprender y usar frases hechas en otros idiomas. Primero, es una señal de que ya sabemos un montón: da igual si seguimos confundiendo ser con estar, eso nos pasará siempre, pero mira qué frase sé usar en su contexto… Y segundo, hay frases que es imposible olvidar porque simplemente son divertidas o nos caen en gracia. No hay más.

   Hay un libro editado por Edelsa y titulado Hablar por los codos que recoge ni más ni menos que 175 frases hechas y 45 refranes. Se trata de un material de fácil lectura y con unos dibujos buenísimos a cargo de los ilustradores (intuyo por el prólogo que serbios), Stojanivic y Bogdanovic, que así a priori no nos suenan de nada, pero que os van a encantar.


   La presentación de las frases es impecable: amena y clara, contiene la frase, una explicación de lo que significa, un dibujo relacionado con la frase, una aclaración sobre el origen (de haberlo o ser conocido), en algunas ocasiones expresiones similares para usar en los mismos contextos, y también a veces un “para utilizarla”, que resalta las dificultades gramaticales que podría tener el aprendiente a la hora de usarla correctamente. 


   Hablar por los codos tiene también algunas actividades para resolver con sus soluciones, por si hay dudas.

   ¿Cómo o en qué momento llevarlo al aula? Bueno, se me ocurren varias opciones.

   Yo una vez elegí frases de 5 contextos distintos: expresiones para hablar de trabajo, de sentimientos, de dinero, de salud y para convivir en sociedad. Les presentaba una frase y buscábamos primero el significado literal, un sinsentido en muchas ocasiones (pensad en “cuesta un ojo de la cara” o “ahogarse en un vaso de agua”); luego les pedía una hipótesis de lo que podría significar. Por si aún no estaba claro, les mostraba una frase ejemplo para acabar de perfilar el significado. Y ¡voilà! Se hacía la luz.

   Entonces les preguntaba el contexto de los 5 anteriores en el que podría encajar. Para terminar, les pedía que buscasen en chino una frase o expresión que significara lo mismo o se pudiera usar en el mismo contexto. Esto último les encanta, porque comparan las expresiones en los distintos idiomas y les ayuda a recordar, más cuando la profesora hace aspavientos y pone carotas de sorpresa u otras cuando los alumnos intentan traducir la frase china al español.

   Esta actividad la puedes estirar en el tiempo todo lo que tú quieras, pero te aconsejo que después de cada sesión refuerces proyectando fotos para construir las frases vistas o frases con huecos (esto ya no me gusta tanto): bastará un power point en grupo abierto si el grupo no es muy numeroso. Todo oral, por supuesto.


   ¿Otras ideas? Puedes utilizar una sola frase al comienzo de cada clase, así las dosificas y te aseguras de que no las mezclan con otras. Y si alguien consigue utilizarla a lo largo de la clase en el contexto adecuado, ese alumno tiene punto extra ese día.

   Otro modo: le das una frase al alumno que no haga los deberes y la tiene que preparar para explicarla a los compañeros en la siguiente clase.

   Sea como sea, me parece un recurso estupendo con muchas posibilidades de explotación. Yo el libro lo compré en España por 15 eurillos, pero quizá sea posible conseguirlo aquí también. En todo caso, seguro que los de la editorial Edelsa te “echan un capote”, porque “el mundo es un pañuelo” ya.

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