Por Nélida Tójar
Los niños que entran por primera vez en secundaria me parecen un terremoto: se estrenan con los mayores, pero en realidad todavía son unos chiquillos inquietos en sus sillas, que parece que van a salir volando como en resorte en cualquier momento. Por eso ideé esta actividad para trabajar el alfabeto, las combinaciones que dan lugar a equívocos (gue, gui, je, ji, que, qui, ce, ci, etc) y la pronunciación.
Los niños que entran por primera vez en secundaria me parecen un terremoto: se estrenan con los mayores, pero en realidad todavía son unos chiquillos inquietos en sus sillas, que parece que van a salir volando como en resorte en cualquier momento. Por eso ideé esta actividad para trabajar el alfabeto, las combinaciones que dan lugar a equívocos (gue, gui, je, ji, que, qui, ce, ci, etc) y la pronunciación.
Creé unos sencillos carteles con las letras del alfabeto, a los que até
una cuerda para poder colgarlos. Yo tengo solo 20 alumnos, así que les repartí
una a cada uno y las letras menos habituales se las adjudiqué también a los niños con letras poco frecuentes: al
mismo niño que le di la jota le di también la uve doble, por ejemplo.
Entonces el profesor dice una palabra, a ser posible de las que ya
conocen: “México”. Ellos tienen que estar bien atentos, porque los que tengan
las letras que componen dicha palabra tienen que levantarse y delante de todos
formarla, con las letras bien ordenadas.
Es como un dictado, pero en vivo: ahí tienes a los niños haciendo
silencio, escuchando atentamente, encontrando sus propios fallos, emocionados
cuando les toca salir, subidos casi a la silla cuando hay un error, buscando
desesperadamente ¡¡¡la erre, no la ele!!!,
¿Quién es la cu?
Al principio les costó, pero acabaron cogiéndolo. Y ellos felices de
poder levantarse de vez en cuando, de hablar en voz alta, de ser felicitados
por el profesor cuando lograban encontrar el error y corregirlo.
Mi consejo: no improvises las palabras. Crea un listado buscando que
todos los niños tarde o temprano se levanten, porque improvisar con un
vocabulario tan reducido como el suyo y el hecho de que haya letras menos
habituales puede dar lugar a que tengas a uno o varios niños muertos del
aburrimiento o enredando a los demás.
En mi clase fue un éxito la actividad; no sabéis la decepción cuando
sonó el timbre del recreo. L
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