sábado, 5 de abril de 2014

Vocabulario: palabras que hacen crecer tu mundo

Por Adrián Biarje

¿Hay que enseñar léxico en la clase de ELE?


           El léxico representa una de las piezas claves del rompecabezas de aprender una lengua extranjera. Para entender y expresarnos necesitamos vocabulario, por lo que ayudar a nuestros alumnos a digerir nuevos vocablos merece sin duda la pena. Quizás, tradicionalmente, el error de la enseñanza ha estado en  el cómo se enseña y cómo se valora. Estudiar una lista de palabras con sus correspondencias en la lengua materna no implica la asimilación real de las mismas ni la capacidad de utilizarlas, aunque a veces pueda ser de utilidad. Sin embargo, por otro lado, buscar una palabra en un diccionario no constituye un pecado, aunque sí que es el primer peldaño de la escalera.

       Cómo regla general, intento que los alumnos se despeguen del diccionario (electrónico) lo máximo posible y fomento que busquen el mínimo número de palabras posibles al realizar una tarea de cualquier tipo. Es inevitable, por supuesto, que un alumno se encuentre con palabras que desconoce y por eso, en mis clases,  intento fomentar estrategias que les ayuden a intuir lo que significa un vocablo desconocido. Os hablo de la santa e interrelacionada trinidad formada por contexto, naturaleza y despiece-comparación.

Contexto: una palabra por lo general no aparece aislada, por lo que al enfrentarnos a ella no podemos realizarlo de manera independiente. ¡Mira alrededor y adivina!

Naturaleza: se trata de la categoría gramático-morfológica de la palabra. Este punto tiene dos aspectos importantes: en primer lugar, la importancia de que los alumnos puedan reconocer la categoría gramatical de una palabra, por lo que es necesario fijar la atención en la forma de sufijos y prefijos. En segundo lugar, el contexto morfológico, es decir, si contamos la palabra como un hueco en blanco y el contexto del discurso no nos permite intuir el significado, las categorías morfológicas y gramaticales de las palabras aledañas nos pueden servir de mucha ayuda.

Despiece-comparación. Cuando estamos olisqueando una palabra que no conocemos, no podemos olvidarnos de pensar qué otras palabras se parecen a ésta e intentar cortar dicha palabra o parte de la palabra conocida (el apartado anterior nos irá iluminando el camino) para analizar la parte restante y adivinar su significado. Por ejemplo, la palabra  interacción se nos quedaría en inter + acción y así sucesivamente. ¡Está chupado!  

         Sin embargo, y sobre todo en cursos inferiores en los que los alumnos aún no cuentan con una sensibilidad ni conocimientos lingüísticos suficientes para solucionar con demasiado éxito tales enigmas, intento llevar tareas o secuencias de tareas al aula enfocadas al aprendizaje de vocabulario.

         Ya que el orden de los factores no altera el producto y no todas las palabras presentan la misma dificultad, se puede ir modificando el orden o la cantidad de pasos que se realizan.

Presentar
Palabras acompañadas de los dibujos o fotos correspondientes
Echarle teatro y mímica
Pedir que los estudiantes busquen fuera del aula su significado

 Intuir - practicar
Presentar producciones lingüísticas (de cualquier tipo) en las que aparecen las palabras si se puede marcadas de alguna manera.
Dibujar
Escribir frases
Buscar antónimos y sinónimos
Ejercicios de huecos
Utilizar tarjetas en las que se tiene que emparejar dibujo-foto con palabra
Crucigramas y sopas de letras
Mapas conceptuales





                Posteriormente realizar una lista de palabras en el cuaderno ayudará a afianzar el contenido y que se pueda volver a él en el futuro. Sin embargo y, exceptuando casos del tipo manzana, mesa u otros conceptos que describen el mundo físico de manera concreta, será necesario acompañar el concepto de un ejemplo característico de su uso.

               Vosotros ¿Cómo lo hacéis? ¿Qué pensáis? Soy todo orejas, tímpanos, oídos…

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