Por Leticia Caballero
Si hay algo que los chinos y los españoles tenemos en común, eso es la pasión por la comida. Ellos, por la suya y nosotros, por la nuestra… Pero vamos, que en las dos culturas lo de zampar gusta, aunque a ellos se les note menos… ;-)
Si hay algo que los chinos y los españoles tenemos en común, eso es la pasión por la comida. Ellos, por la suya y nosotros, por la nuestra… Pero vamos, que en las dos culturas lo de zampar gusta, aunque a ellos se les note menos… ;-)
Sabiendo esto, y con la intención de acercar a mis
estudiantes a la cultura y forma de vida de España, decidí montar en la clase
una cocina y convertirles a ellos en aprendices del arte culinario español. No
me caracterizo por ser la mejor cocinera del mundo, pero la tortilla me sale de
rechupete, así que… ¡Aceite al fuego, que empezamos con nuestra clase de
cocina!
El mejor contexto para llevar ésta a cabo es ligarla al tema
de la comida, cuando estudiamos cómo comprar o cómo pedir en un restaurante. Y
así, lo hice yo.
Escribimos el nombre del plato o los platos a cocinar, así
como los ingredientes, en la pizarra y pedimos a los estudiantes que
identifiquen éstos en la bolsa de la compra y los vayan sacando y colocando en
la mesa. A continuación, ejemplifico los pasos que tienen que seguir. Todo en
español. Lo hacemos poquito a poco. Primero, un paso, y les dejo realizar,
luego otro y continuamos… Con cada paso que explicamos, seria interesante
escribir los verbos que utilizamos en la pizarra también. Así se van
familiarizando con ellos.
Los preparativos |
Además de la tortilla de patatas, también les enseño a
preparar “Plátanos con galletas”. Es una merienda típica de Canarias, muy
facilita de llevar a clase y que además les suele encantar. Plátanos, galletas
María y naranjas. Los plátanos los escachamos utilizando un tenedor hasta que
queden hechos papilla. Y lo mismo,
hacemos con las galletas. Esta es la parte más divertida. Metemos las
galletas en una bolsa, la cerramos y, botella en mano, nos liamos a zarpazos
con ellas hasta que queden completamente destrozadas. Luego, lo mezclamos todo
y, por encima, le exprimimos media naranja. Lo ponemos bonito… y ya. ¡Listo
para comer!
Postre canario |
Los chavales
disfrutan, concentradísimos, pelando las patatas, escachando los plátanos o
peleándose con las galletas. Al final, todos juntos y alrededor de la mesa, nos
zampamos tan merecido pincho y los niños se van de clase, con algo nuevo
aprendido y el estómago lleno. Y ya sabemos todos lo bien que esto último le ha
ido a muchos en el arte de la conquista.
Máxima espectación |
Eso sí, el profesor no puede despistarse en ningún momento.
Recordemos que estamos trabajando con aceite caliente y fuego. La seguridad de
nuestros estudiantes tiene que ser lo primero.
Para completar la actividad, yo suelo entregar por escrito
las dos recetas, así como un cuestionario sobre ambas. Se trata de una
compresión lectora, que además les servirá como modelo para la tarea final, que
no es otra que escribir la receta de su plato chino favorito.
Espero que os haya entrado a todos el gusanillo y que pronto
andéis pretendiendo ser el “Chicote” de vuestras clases.